Luciana, nació alerta, feliz, tranquila, maravillosa.

Luciana, nació alerta, feliz, tranquila, maravillosa.

Siempre quise tener un parto consciente, en el que pudiera disfrutar toda la experiencia y brindar a mi bebé lo mejor de mí. Había escuchado del parto en agua y me parecía interesante, pero no había encontrado opciones en el país. Cuando por fin quedé embarazada, después de 6 años de arduos intentos, me puse a investigar más a fondo y encontré esta página, y me emocioné con la idea del parto en casa. 

Por otro lado, optamos por llevar el curso de preparación en Previda y Jenny nos ayudó muchísimo con información sobre esta opción. También consulté con mi doctor y me hizo pensar que los riesgos que conlleva un parto en casa son terribles y que es irresponsable hacerlo así. Pero seguí investigando… y me reuní con Marie y Rebecca para sacar todas mis dudas.

Las estadísticas terminaron de convencerme, pero la confianza que me inspiraron estas mujeres fue fundamental. Al fin y al cabo, tienes que tener confianza en tu equipo médico. Así que decidí cambiar de doctor y continuar con la opción del parto en casa. Y el universo seguía conspirando para convencernos de esta opción, pues el doctor que nos recomendaron era el que nos estaba realizando los ultrasonidos y nos había agradado mucho su atención, y luego resultó que una amiga había sido atendida ya por Rebecca, así que fuimos a hablar con ella y nos ayudó mucho en nuestra decisión (¡Gracias Hannia!) Los beneficios que se han demostrado son importantes y los riesgos en las condiciones en las que yo me encontraba son los mismos, estadísticamente, que los de un parto hospitalario; así que no había nada que perder y mucho que ganar. Adicionalmente, seguimos con Jenny como nuestra doula, lo cual fue también invaluable. 

El acompañamiento de Jenny, Marie y Rebecca
 durante el embarazo, la labor y el parto fue esencial para nosotros y convirtieron esta experiencia en algo maravilloso, a pesar de lo difícil. Inicié labor a las 8 pm, no como esperaba, pues las contracciones fueron bastante intensas y seguidas desde un principio, por lo que la labor fue agotadora; pero contando con el apoyo de ellas y, sobre todo, de mi esposo que fue todo un campeón, pude sobrellevarlo valientemente.  La presencia de él me ayudó a concentrarme y sentirme fuerte, no podría haber llegado al final sin él. Las técnicas de respiración también fueron de muchísima ayuda, estoy segura porque fue enorme la diferencia en la experiencia de la primera contracción, en la que no me acordé de ninguna técnica ni de nada. Por supuesto, hubo momentos de flaqueza: a las 8 am pedí «hospital», no creía poder soportarlo más, pero una vez más el consejo y guía de Rebecca y Marie, junto con la certeza de que mi bebé estaba bien, me convenció de seguir adelante. Tras 3 horas en fase expulsiva debido a una leve desviación en la posición de salida de Luciana, nació ella, alerta, feliz, tranquila, maravillosa. 

No nació en agua, pues al final se decidió que lo mejor era que yo saliera de la piscina para facilitar el nacimiento, pero las horas que pasé en el agua ayudaron muchísimo a soportar los dolores de los últimos momentos. En total fueron 16 horas hasta el nacimiento, y el parto en casa permitió que fueran horas en las que pude concentrarme en mí, en el proceso y en mi bebé, compartir esa experiencia tan profunda con mi adorado esposo, llevar todo a mi ritmo, sentir el apoyo incondicional de este grupo de mujeres, relajarme inclusive, en fin, siento que el parto en casa me permitió tener una experiencia mucha más plena, además de brindar a mi bebé un ambiente más acogedor a su llegada. No puedo expresar con palabras lo que sentí, sólo puedo decir que VALE LA PENA y estoy segura del gran impacto positivo que esta experiencia tuvo en Luciana y en todos nosotros.


¡¡¡Gracias a Mamasol y a Jenny por ser parte de nuestro milagro!!!