Parto en la naturaleza: Hoy mi hijo Simba ya tiene 9 meses. Es un ser fuerte y saludable. Hasta el dia de hoy no contrajo ninguna enfermedad.
Su padre y yo somos Argentinos, decidimos venir a vivir a Costa Rica porque nos parece un hermoso lugar para formar familia y llevar una vida mas consciente. Nos casamos aquí y a los dos meses quedamos embarazados ♥️.
Mi sueño siempre fue tener a mi bebé entre la naturaleza, sintiendo que su sabiduría era la que mas necesitaba para poder encontrarla en mi interior.
Hablando con amigas de aqui me pasaron algunos datos de posibles parteras y una de ellas era Rebecca Turecky. Lo que mas me atrajo fue la propuesta de alquilar una casa en la montaña de Turrialba por un mes para parir ahí.
Apenas cumplimos los 3 meses de embarazo fuimos a conocerla. Pero que hermosura de mujer! nos recibió en su casa en Turrialba y me sentí muy cómoda desde el inicio. Llegué con mi millón de preguntas y todas fueron abrazadas y respondidas. Mi marido siempre fue integrado pudiendo ser participe de todos los detalles. Hubo mucha predisposición y respeto.
Luego fuimos a conocer la casa en la montaña y quedamos enamorados y agradecidos.
Cuando estábamos de regreso a casa, a seis horas en auto de ahí, nos sentíamos muy felices de haber encontrado el esquema perfecto para darle a nuestro bebé un nacimiento con amor y respeto, permitiendo seguir el ritmo natural de los sucesos para un parto seguro y sano.
Mi mayor miedo era tener que ir al hospital. Nunca fui muy fanática de los hospitales, siempre los evito. Tuvimos un embarazo sin problemas, en la semana 37 el bebé ya estaba en la posición para nacer. Nuestro plan era irnos a Turrialba el primer día de la semana 38, pero yo estaba muy cansada y quería adelantar 4 días el viaje. Entonces la llamé a Rebe y me dijo que no había problema. Así fue que llegamos a Turrialba el sábado 15 de septiembre y nació el Miércoles 19, el primer día de la semana 38. El día que tenía organizado llegar a Turrialba
Fue un Parto de 10 horas.
Comencé las contracciones a las 6 de la tarde y las mas seguidas y fuertes alrededor de las 9 p.m. Ahi es cuando le mandamos un mensaje a Rebeca que llegó con Lara, nuestra doula, ¿Quizá como una hora después? Creo que aquí ya perdí la noción del tiempo, lo que si recuerdo es que las contracciones estaban tan fuertes que no sabia qué hacer con mi cuerpo ni en qué posición ponerme y por dentro pensaba: ¿cómo harán las madres que tienen hijos en los hospitales acostadas en una camilla?
Logramos llevar a cabo la primera etapa con la compañía de mi hermoso marido que siempre estuvo ahí para sostenerme en todo momento. Su presencia fue una de las cosas mas importantes para que este bebé nazca en armonía. Ayudándonos a atravesar esa apertura y ese momento de fusión y entrega total al universo para ser canal y que esta pequeña alma encarne en esta tierra. Que no es poco. Es la unión de el cielo y la tierra manifestados en nuestro cuerpo.
(El Parto) Es una vivencia única que debería ser tratada como un acto sagrado por toda la humanidad.
Cuando llegan las chicas, Rebe me hace el control. Si recuerdo bien estaba en 3 de dilatación. Escuchamos el corazón y me hace unos masajes en la zona lumbar, que luego me comentó que en ese instante ella sintió como el coxis se estaba desplazando para abrir lugar al paso del bebé.
Teníamos ya la piscina lista, entro unos minutos, pero preferí salir y seguir el trabajo en la silla de partos. En eso se me sale el tapón y la dilatación seguía avanzando.
Lara y mi marido acompañándome haciéndome mimos, sacando y poniendo almohadas, dándome coraje y alentándome de que todo estaba en buen camino.
Me empiezan a dar ganas de pujar, en eso aparece Rebe y me recomienda entrar a la piscina, lo dude por un momento, necesitaba que el agua este mas fresca. Acomodaron la temperatura y ahí entro. Sumergida hasta la cintura de agua apoyando mi espalda y mis brazos del borde, mi marido al lado mío y Lara y Rebeca en frente.
Esos pequeños lapsos eran todo, en esos instantes recibía un poco mas de fuerzas para poder seguir adelante.
Entro y salgo. Entre cada contracción entraba en un lapso de no tiempo, donde me iba por completo de esta realidad y al sentir nuevamente la apertura de mi cuerpo volvía a este plano a poner en marcha nuevamente el parto. Esos pequeños lapsos eran todo, en esos instantes recibía un poco mas de fuerzas para poder seguir adelante.
Una hora antes de que nazca llegó mi hermana Flavia, que apenas se enteró de que estaba en trabajo de parto se tomo un taxi y hizo 5 horas de viaje para poder acompañarnos. La vi llegar, ponerse atrás mio y hacerme mimos en la cabeza. Me arrepentí luego, de no haberle dicho a mi hermana que venga con su hija para que presencie y aprenda de que parir es hermoso y tiene que ser y puede ser de este modo.
En eso Rebe me dice que toque para sentirle la cabeza al bebé que ya estaba llegando. Ahí de a poco fui con mi mano entendiendo cuánto faltaba y acompañando mejor esa ultima etapa.
Rompió bolsa al nacer en el agua, entra mi marido en la piscina al mismo momento que el bebé sale del agua hacia nuestros brazos. El bebé hace un gritito y abre los brazos buscando el pecho. Lo abrazamos y se calma. Esos segundo, esos primeros minutitos son TODO. Sale la mágica placenta con sus vividos colores y hacemos los controles necesarios. Un bebé de 3.1 kilos, maduro, fuerte y sano.
Gracias a que nació el primer dia de la semana 38 teníamos aún un mes en la casa.
Estar ahí, en la montaña, nosotros dos con el bebé, sólo con la visita de dos de mis hermanas, Rebeca y Lara fue perfecto. Poder estar sin los ruidos y ritmos de una ciudad, sin visitas innecesarias. Cuidando y protegiendo a este hermoso ser que recién llega al mundo, dándonos tiempo a nosotros a procesar todo lo vivido y prepararnos para el provenir fue algo muy importante para los tres. Comiendo sano, respetando y entendiendo el ritmo de nuestro bebé y durmiendo siempre que era posible.
Cada familia es un mundo y cada caso es muy particular. Lo que si recomiendo es que busquemos ser verdaderos con nuestro sentir, escuchar al bebé y escucharnos a nosotras. Durante el embarazo, si es necesario, fortalecer nuestro ser y darle a nuestros hijos lo que se merecen:
- Un inicio de vida sano, en paz y junto al pecho de la madre.
- Un nacimiento feliz, acompañados de seres que transmitan amor, respeto y confianza.
- Mirarnos dentro y elegir desde la fortaleza y no desde el miedo.